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El FMI disminuyó sus expectativas de crecimiento para 2018 del PIB en Brasil teniendo en cuenta que la reforma laboral fue aprobada y se prevé también la aprobación de la reforma de pensiones.

El FMI disminuyó sus expectativas de crecimiento para 2018 del PIB en Brasil teniendo en cuenta que la reforma laboral fue aprobada y se prevé también la aprobación de la reforma de pensiones. | Foto: EFE

Publicado 13 julio 2017



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La inestabilidad política y el contagio de las investigaciones sobre corrupción que pesan sobre Temer son las mayores fuentes de riesgo que pueden amenazar la recuperación económica de Brasil, asegura el FMI.

La crisis política de Brasil ha agravado fuertemente su recesión económica, alertó este jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un informe sobre la economía del país suramericano.

Según el FMI la profunda recesión de esa nación parecía estar cerca del fin, puesto que "indicadores recientes sugieren que la economía de Brasil se aproxima a un punto de giro", pero "el reciente aumento de la incertidumbre política arrojó una sombra sobre las perspectivas".

El FMI mejoró ligeramente su pronóstico de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil en 2017, de 0,2 por ciento a 0,3 por ciento, pero disminuyó sus expectativas para 2018, teniendo en cuenta que la polémica reforma de las pensiones del mandatario de facto Michel Temer fue aprobada, para continuar su política económica neoliberal.

"El crecimiento es proyectado en 0,3 por ciento en 2017 y 1,3 por ciento en 2018", precisó el Fondo Monetario Internacional. En abril la entidad había estimado que el gigante suramericano crecería 0,2 por ciento este año y 1,7 por ciento en 2018.

Para el organismo, "la inestabilidad política y el contagio de las investigaciones sobre corrupción son las mayores fuentes de riesgo que pueden amenazar la agenda de reformas y la recuperación" de la economía brasileña, en referencia a la denuncia por corrupción pasiva que asecha al mandatario no electo.

En los últimos 14 meses el país suramericano se sumergió en una espiral de crisis política de la que parece no hallar salida, tras el golpe parlamentario dado a la mandataria constitucional de Brasil, Dilma Rousseff, y se prevé que se intensifique con la reciente aprobación de la reforma laboral de Temer pese al rechazo de gremios obreros, movimientos sociales y sindicales, y con la condena sin pruebas a nueve años y seis meses de cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, por presuntamente estar implicado en la red de corrupción de Petrobras.

>> Brasileños protestaron en repudio a condena contra Lula


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