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"Todo hombre tiene derecho a decidir su propio destino" cantaba el músico rastafari.

"Todo hombre tiene derecho a decidir su propio destino" cantaba el músico rastafari. | Foto: Archivo

Publicado 3 diciembre 2017



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Su lucha pacífica, contra la segregación racial y la discriminación, convencido que sólo el colectivo unido podría vencer la colonización y ser libre, lo llevaron a ser blanco de numerosas amenazas, y de un ataque que no logró acallarlo. 

El 3 de diciembre de 1976, siete hombres entraron a la casa de Bob Marley con un único propósito: matarlo. El músico y compositor jamaicano, en cuyas letras hablaba de política, paz y humanidad, sobrevivió a un disparo en el corazón.

Eran las ocho y media del viernes. El artista se encontraba en compañía de su esposa, Rita Marley, y de los integrantes de su banda The Wailers. La primera que se topó con los criminales fue Rita, a quien le dispararon en la cabeza. Luego, los hombres entraron a la cocina y acribillaron a los músicos, incluyendo a Bob.

El proyectil, eyectado hacia su corazón, pasó a un par de centímetros del órgano, le rozó el pecho y se alojó en su brazo izquierdo. Antes de un segundo disparo, su manager, Don Taylor, se abalanzó sobre Marley, recibiendo en el estómago las cinco siguientes balas que iban contra el compositor. 

Fueron 87 los cartuchos encontrados en la escena, pero milagrosamente nadie murió. La bala de la esposa de Bob quedó atrapada entre su cuero cabelludo y el cráneo, sin hacerle mayor daño. 

¿Por qué a él?

Ese año,1976, Bob Marley era considerado por el Partido Laborista Jamaiquino (JLP), como un adversario a vencer por su buena relación con el socialista Michael Manley del Partido Nacional del Pueblo (PNP). Pero en diciembre, con las elecciones cada vez más encima, Marley dijo que los políticos eran el demonio y se declaró abiertamente neutral.

>> La vida revolucionaria de Bob Marley

Pese a esto, accedió a participar del evento musical Smile Jamaica, organizado por el PNP, con la intención de conminar al pueblo -que lo reconocía como un luchador y líder espiritual- a mantener la tranquilidad antes de los comicios y evitar la creciente violencia en el país.

Dos días después del intento de homicidio, con el pecho y el brazo vendados, Bob Marley se paró frente a 80 mil personas en el concierto Smile Jamaica (Sonríe Jamaica) y cantó durante más de una hora.  Al final del recital, se levantó la camisa y mostró sus heridas. Hizo una pose burlona, como si fuera un pistolero, inclinó la cabeza hacia atrás y se rió.

El músico siempre dijo que lo salvó el espíritu de Haile Selassie, el emperador de Etiopía fallecido el año anterior al ataque. Para los rastafaris, como él, Selassie era la reencarnación de Dios.

De los siete hombres nunca se supo nada. Tardaron cinco minutos en el atentado y luego huyeron sin ser atrapados. Tampoco se supo por qué los policías que permanecían resguardando la casa de Bob, quien había recibido varias amenazas de muerte, no estaban en su puesto de trabajo.


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