Le invitamos a apreciar cómo el Miércoles de Ceniza fue adaptado a los tiempos de Covid-19, en países de Latinoamérica.
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En distintas naciones de la región, la celebración religiosa del Miércoles de Ceniza este 2021 pudo realizarse bajo medidas sanitarias contra la Covid-19.
Foto:EFE
Por ejemplo, en países como Colombia, la Iglesia Católica optó como medida sanitaria, repartir el carboncillo sagrado en las manos de los feligreses.
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De esa manera, para reducir el riesgo de contagios por Covid-19, la Iglesia ofreció la opción de que los mismos devotos se dibujaran la cruz de cenizas sobre sus frentes, como parte de las prácticas religiosas del pasado miércoles.
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En otros lugares, como lo fueron algunas templos católicos de México, los sacerdotes rociaron las cenizas directamente sobre la cabeza de los feligreses, sin necesidad de tocarlos.
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En La Paz, (Bolivia) como en diferentes ciudades latinoamericanas, a los creyentes les fue permitido asistir a los templos religiosos el Miércoles de Ceniza, cumpliendo con el uso de mascarillas sanitarias y otros controles para evitar la propagación del coronavirus.
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Panamá fue uno de los países donde se observó en las calles, a sacerdotes echar las cenizas simbólicas sobre las cabezas de los feligreses, sin necesidad de que estos se bajaran de sus vehículos.
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En México, el segundo país del mundo con más población católica, se pudieron apreciar las señales de distanciamiento preventivo contra la Covid-19, sobre los asientos de una iglesia católica de Querétaro.
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Así mismo los devotos católicos en Honduras, cumplieron con el distanciamiento recomendado en los templos para reducir el riesgo de infecciones por coronavirus, y se sentaron separados unos de otros, utilizando sus respectivas mascarillas sanitarias.
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Tanto las autoridades religiosas de la Iglesia Católica como los feligreses se adaptaron en distintas partes del mundo, a las medidas sanitarias impuestas por la Covid-19.
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El Miércoles de Ceniza, marca el inicio de la Cuaresma, y en palabras del Papa Francisco “La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle poner su morada en nosotros".
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