Los desechos electrónicos contaminan gravemente el medio ambiente y afectan la salud a nivel mundial.
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Los componentes de partes de equipos electrónicos de nuestros tiempos, como los de este vertedero en Ghana, pueden ocasionar problemas muy serios en los seres vivos, por las toxinas que desprenden al ser incinerados o comprimidos.
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Pese a que la basura electrónica es reciclada en países como China, los trabajadores se arriesgan al exponerse a metales, sustancias químicas y plásticos PVC, altamente contaminantes, y sin ningún tipo de garantía.
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Aunque el PVC es reciclado en algunos países, cabe señalar que al ser un material termoplástico obtenido del cloruro de vinilo, su residuo genera grandes problemas de contaminación a nivel mundial, y cuando se incinera desprende toxinas y furanos, resistentes en la atmósfera.
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En países como Ghana, adultos, jóvenes y niños de bajos recursos económicos trabajan en vertederos y sufren complicaciones de salud en el sistema nervioso, el cerebro, los riñones, la piel, los pulmones, así como en el sistema reproductor.
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El negocio de la basura electrónica consiste en trasladar grandes cantidades de desechos de este tipo a países con políticas medioambientales débiles donde se explota a los trabajadores y se pone en riesgo la salud de estos, para sacar provecho económico a los materiales que pueden ser reutilizados por las compañías de productos tecnológicos.
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En Nueva Delhi, India, también existen los almacenes de chatarra electrónica donde se efectúa el tráfico ilegal de estos productos hechos con componentes tóxicos.
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Organizaciones, como Greenpeace, realizan estudios sobre el impacto de la basura electrónica en el medio ambiente, y advierten que parece mucho más económico el envío de esta estos desechos altamente contaminantes a naciones en desarrollo que su adecuada eliminación en los países de origen.
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En la llamada basura electrónica del siglo XXI abundan diversos tipos de aparatos tecnológicos, como los ordenadores desmontados por trabajadores en el considerado pueblo vertedero chino de Guiyu.
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“Hay que ver que a países como Ghana, Nigeria, la India, China y algunos otros lugares, está llegando este tráfico irregular de productos electrónicos que aquí no se están recuperando”, según el responsable de la campaña de Greenpeace en España, Julio Barea.
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Ante el problema de la basura electrónica, los expertos señalan que la cantidad de desechos electrónicos que se generan es, evidentemente, mucho mayor a lo que se recupera, por lo que se debe buscar un equilibrio en este sentido, y tomar conciencia de los daños para evitarlos.
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