Durante el año 2017 América Latina y el Caribe sufrieron las consecuencias devastadoras del paso de huracanes, terremotos e inundaciones, así como incendios forestales. Los Estados del Caribe son altamente propensos a sufrir las consecuencias de los desastres naturales impulsados por el cambio climático.
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El deslave que tuvo lugar en Mocoa, en el sur de Colombia, dejó en marzo 250 muertos y centenares de heridos.
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En marzo de este año, la ciudad de Chiclayo, en el norte de Perú, sufrió trágicas inundaciones. Cerca de 700 casas fueron declaradas inhabitables y más de 15 mil personas fueron afectadas.
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En pasado septiembre, Oaxaca fue epicentro de un sismo de magnitud de 8,2 grados Richter. De acuerdo con los reportes oficiales, al menos 800 mil personas quedaron damnificadas.
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Por las condiciones en que quedó Puerto Rico tras el paso del huracán María, se produjo un auténtico éxodo hacia Estados Unidos.
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El paso del huracán Irma por Cuba dejó como resultado diez víctimas fatales y cuantiosas pérdidas materiales.
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Un potente terremoto de una magnitud de 7,1 en la escala de Richter, produjo en Ciudad de México en pasado septiembre, la muerte de al menos 200 personas.
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En pasado septiembre, el Huracán Irma por Barbuda, provocó que todos los habitantes de la isla fueran evacuados a Antigua.
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Los incendios forestales que tuvieron lugar en Chile en marzo de este año, devoraron cerca de 590 mil hectáreas.
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