EE.UU. y el avispero de Oriente Medio | Blog | teleSUR
12 septiembre 2017
EE.UU. y el avispero de Oriente Medio

Las premisas de la Administración Trump serían la defenestración de Al Asad y la posterior partición de Siria en tres partes. Así tendremos la Siria alawita, protectorado ruso que abarcaría desde la costa mediterránea hasta Alepo, el Kurdistán sirio tutelado por EE.UU. y la zona sunita del sur sirio que se englobaría en el nuevo Sunistán sirio-iraquí, lo que unido a la división de Irak consagraría el triunfo de los esfuerzos de Israel para la balcanización de Siria e Irak. Asimismo, la OTAN asumirá próximamente el papel de gendarme en los países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco de establecer un anillo de seguridad que impida la salida anual de cerca de 150.000 personas rumbo a Europa. especialmente desde Libia, Estado fallido en el que el llamado Gobierno de Unidad Nacional sería impotente para controlar la anarquía reinante con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda) dominan tribalmente el interior.

EE.UU. y el avispero de Oriente Medio

Irán, la bestia negra de Arabia Saudí e Israel

Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Busch obsesionada con el Eje del Mal ) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder en la zona, por lo que reafirmó su derecho inalienable a la nuclearización, pero tras la elección de Hasan Rowhani como nuevo Presidente electo de Irán se abrió un escenario nuevo y una oportunidad para la resolución del contencioso nuclear EE.UU.-Israel-Irán. Por otra parte, el acuerdo de cooperación energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción de un gasoducto South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el mar Mediterráneo relativizaría la importancia estratégica de las vías energéticas turcas lo que aunado con que un posible bloqueo del estrecho de Ormuz (por el que pasa un tercio del tráfico energético mundial) podría agravar la recesión económica mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional, obligó a EE.UU. a reconsiderar el papel de Irán como potencia regional y posible árbitro en la contienda siria. 

Sin embargo, tras la aprobación por el Congreso y Senado de EE.UU. de una declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el demócrata Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a defenderse y emprender una acción (contra Irán), EE.UU. estará a su lado para apoyarlo de forma militar y diplomáticamente”, con la Administración Trump asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EE.UU. (AIPAC) para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos. Así,el Senado de EE.UU. renovó de forma unánime hasta el 2.026 la Ley de Sanciones contra Irán (ISA por sus siglas en inglés) y tras el lanzamiento de un nuevo misil balístico por Irán, Trump estudia incrementar las sanciones contra varias empresas iraníes relacionadas con los misiles balísticos sin violar el Acuerdo Nuclear firmado entre el G+5 e Irán en 2.015 , conocido como Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) Todo ello sería tan sólo simples fuegos de artificio para distraer la atención del maquiavélico Plan esbozado por la Alianza anglo-judía en 1960 que incluiría del balcanización de Irán. Así, EE.UU. e Israel habrían empezado a teledirigir al DAESH para mediante atentados mediáticos y selectivos desestabilizar el régimen del Líder Supremo, ayatollah Ali Khamenei y cuyo primer paradigma sería el reciente doble atentado en el corazón de Teherán.

Hacia la balcanización de Pakistán 

Aunque los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de Afganistán, los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibán), siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera oriental con Afganistán. Así, según un.org, Sirajuddin Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los talibanes como con Al-Qaida ) y habría sido uno de los principales comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen talibán. Por su parte, el actual Presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain habría sido acusado por EE.UU. de “tibieza en la lucha contra Al Qaeda para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas internacionales", lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento a China hacen predecir un incierto futuro para él. En consecuencia, no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización de Pakistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre un Pakistán aliado de China y una India apoyada por Rusia, con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.     

¿Será Xinjiang el siguiente objetivo del DAESH?

Según un artículo publicado por el New York Times, una buena parte de la producción petrolera de Irak tendría como destino China, dado que las compañías occidentales (Exxon Mobil, Shell, BP y otras serían reacias a invertir en dicho país, pues las regalías, impuestos y otros cargos cobrados en Irak suelen engullir el 90% o más de las ganancias de una empresa petrolera, mientras que las inversiones en EE.UU. consiguen una ganancia del 50% aunado con el hecho de que EE.UU. importa tan sólo el 3% de sus necesidades petrolíferas de Iraq. Así, el Gobierno de Al Maliki firmó en 2008 un acuerdo con China cifrado en 3.000 millones de dólares, mediante el cual la firma estatal China National Petroleum Corp. (CNPC) obtuvo los derechos de explotación durante 23 años del campo petrólifero de Al Ahdab (el mayor yacimiento abierto en Irak durante las dos últimas décadas con una producción estimada de 25.000 barriles diarios) recibiendo de parte china la condonación del 80 por ciento de la deuda heredada de la época de Sadam Hussein, estimada en unos 8.500 millones de dólares. Ello suponía un misil en la línea de flotación de la estrategia brzezinskiniana cuyo objetivo confeso sería cortar las fuentes de alimentación energéticas de China para lograr la total rusodependencia energética china y en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense, por lo que bajo la excusa de “acabar con las fuentes de financiación del Estado Islámico”, estaríamos asistiendo al bombardeo sistemático de refinerías y campos petrolíferos controlados por el EI para pasar posteriormente al sabotaje por comandos de Israel y EE.UU. de grandes campos petrolíferos como el citado de Al Ahdab y que serán atribuidos al Estado Islámico.

Por otra parte, la Doctrina Kissinger abogaba por la implementación del G-2 (EE.UU. y China) como árbitros mundiales. Así, en un artículo publicado por el New York Times, titulado “La ocasión para un nuevo orden mundial”, Kissinger considera ya a China una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados Unidos y China sobre la base del concepto de destino común,( siguiendo el modelo de la relación trasatlántica tras la segunda guerra mundial), con lo que asistiríamos a la entronización de la Ruta Pacífica (América-Asia) como primer eje comercial mundial en detrimento de la Ruta atlántica (América- Europa). Sin embargo, el objetivo inequívoco de EE.UU. sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán y convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Xinjiang como escenario para sus operaciones desestabilizadoras tras el traslado desde Siria e Irak de los 10.000 combatientes de etnia uigur que combatirían con el Dáesh. 

El Turkestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e islámicas que les situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en lograr la balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de 1.500 millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total rusodependencia energética china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judía.


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Perfil del Bloguero
Analista económico y geopolítico, colabora habitualmente en varias publicaciones digitales e impresas españolas y latinoamericanas.
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