Argentina: El color de una pequeña gran victoria | Blog | teleSUR
18 marzo 2016
Argentina: El color de una pequeña gran victoria

Ser despedido o despedida de un trabajo es algo sencillamente doloroso para cualquier ser humano. Muchos se deprimen y paralizan. Maldicen a su perra suerte o al empresario, patrón, ejecutivo o director del sitio donde hasta ayer trabajaba normalmente. Es una mala cosa ser echado a la calle sin mayores explicaciones,  y más aún si eso se produce en tiempos de crisis económica, de inflación o de devaluación encubierta. Se vivió en los 90 y ahora, este gobierno heredero de los peores de aquellos años y nostálgico declarado de las gorras y los uniformes de los dictadores genocidas, practica los despidos con la masividad que le imponen sus monitores del imperio. Arrasan con programas, planes de trabajo y hasta infraestructuras montadas durante décadas para servir a los más necesitados. Son soeces en el trato con los de abajo y brutales en la relación con sus asalariados.

Argentina: El color de una pequeña gran victoria

Macri embiste desde hace dos meses con espíritu revanchista,  y sus “representantes” en diversas dependencias cumplen al pie de la letra la política de vaciamiento. Son brutales en los métodos y cobardes a la hora de dar (o no dar, mejor dicho) la cara.

Es por eso que el Ministerio de Salud fue, como tantos otros, un coto de caza de esa política vaciadora que determinó que 113 trabajadoras y trabajadores fueron despedidos apenas instalado el nuevo presidente en la Casa Rosada.

Ciento trece jóvenes y veteranos, mujeres y hombres que durante todos los días del año aportan conocimiento, eficacia, responsabilidad y mucha pasión para desempeñarse en los puestos para los que fueron contratados. Como además no son indiferentes ni cobardes, desde hace dos meses se encolumnaron con la Junta Gremial Interna de ATE para dar pelea frente al atropello patronal. Dos largos y difíciles meses, donde la incertidumbre era moneda de todos los días, ya que cuando se empieza una batalla por las reincorporaciones nada está prefijado y las perspectivas de triunfo son más que complicadas.

Sin embargo las únicas batallas que se pierden indefectiblemente son las que no se libran, y en estos casos, ser indiferente es una convocatoria al suicidio. En ATE Salud, todos sus delegados no se enrolaron en ninguna de las dos variantes anteriores y se dispusieron a pelear hasta las últimas consecuencias, bajo la dirección de un veterano en estas lides, Hector “Pelusa” Carrica y su compañera Graciela “Gringa” Ríos. Y pelear no es un término simbólico, sino que hay que disponerse a estar día y noche dedicado a dar respuesta a las provocaciones de la patronal, cuidar que los compañeros y compañeras no aflojen, hacer lo posible por visibilizar la lucha, y tener claro que como la etapa cambió, todo iba a ser más difícil.

Sin embargo, y haciendo honor a una de las consignas más escuchadas en estos dos meses, aquella de que “con ATE no se jode”, los trabajadores y trabajadoras se plantaron, pusieron todas sus fuerzas en tensión, y ante cada embestida de los directivos del Ministerio no retrocedieron y reiteraron su exigencia de que la vuelta a los puestos de trabajo de los 113 no era un capricho y mucho menos una fórmula para el apriete del resto.

Hoy, después de largas horas de asambleas, y kilómetros de solidaridad ofrecida por numerosos trabajadores de otras dependencias, organizaciones sociales y militantes populares, llegó el día de la victoria. El ministro Jorge Lemus firmó lo que tanto se buscaba: reincorporación para todos y todas, y la promesa que quienes finalizan sus contratos a fines de marzo seguirán en sus funciones.

Dicho esto en frío emociona, pero es inimaginable para aquellos que no lo hayan vivido, palpitar con decenas de despedidos y otros trabajadores solidarios, lo que fue la Asamblea de este jueves 17, donde Pelusa Carrica y la Gringa Ríos dieron cuenta de todo lo obtenido. Manifestaciones de afectos, lágrimas de alegría, puños en alto, el resonar ensordecedor de los bombos, y por sobre todo, la posiblidad de un empoderamiento colectivo. “Me sieto orgulloso de este momento, que no ha conseguido una vanguardia iluminada ni un grupo de dirigentes, sino que esta victoria la fueron armando ustedes, compañeros y compañeras, día a día y poniendo el cuerpo a más no poder”.  Didáctico hasta el último instante, Carrica recalcó que los despidos son parte de un plan más ambicioso que pretende poner al país de rodillas, “como hicieron recientemente con el tema de los fondos buitres”.

Después llegaron las promesas de seguir manteniendo un plan de lucha, en el marco de las medidas de fuerza del gremio, y abogar para que sea la pelea la única respuesta a la violencia de las patronales o la represión policial que siempre la acompaña.

El final fue a pura entonación de consignas y el canto de una música muy pegadiza que habla de la fuerza de ATE, es decir, de la unidad con conciencia de clase en estas circunstancias difíciles. Por primera vez en dos meses, todos sentían ganas de estrechar en un abrazo interminable al que tenía más cerca, de gritar “lo logramos” y bailar al ritmo de una potente batucada. El color de la victoria esta vez se tiño de verde-ATE, simbolizando, a 40 años de la dictadura cívico-militar, que los trabajadores siguen en pie para frenar las manifestaciones despóticas del actual gobierno.


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Perfil del Bloguero
Periodista argentino en medios de prensa escrita y digital, radio y TV. Escritor de varios libros de temas de política internacional. Director del periódico Resumen Latinoamericano. Coordinador de Cátedras Bolivarianas, ámbito de reflexión y debate sobre América Latina y el Tercer Mundo.
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