El miércoles 8 de junio, Caracas fue la sede de la V Reunión Extraordinaria del Consejo Político del ALBA-TCP. En el encuentro, la Alianza Bolivariana exigió “respeto absoluto” por la soberanía de Venezuela.

En la reunión participaron los ministros de relaciones exteriores de los Estados que forman parte.  La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América – Tratado de Comercio de los Pueblos es una iniciativa impulsada en 2004 por Cuba y Venezuela, a la que luego se sumaron Bolivia, Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, Ecuador, Nicaragua, Surinam, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y Granada, conformándose como un bloque antagónico –en la geopolítica continental- a los países subordinados a EEUU.

Precisamente, en momentos en que la ofensiva conservadora se despliega en todo el continente, y arrecia el ataque contra Venezuela, especialmente a través de la OEA, la reunión del ALBA tuvo el significado de apoyar a la Revolución Bolivariana.

“Respaldamos al gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro Moros en su persistencia por preservar la paz y garantizar la institucionalidad democrática en su país”, expresa en uno de sus primeros puntos la declaración final. “Apoyamos la iniciativa de diálogo nacional propuesta por el presidente Maduro, con el auspicio de UNASUR, y la participación de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero de España, Leonel Fernández de República Dominicana, y Martín Torrijos de Panamá, a solicitud del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”, agrega.

El texto rechaza en duros términos la política impulsada por Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), “quien actuando en contra de la Carta de la OEA, la cual le exige independencia, imparcialidad y transparencia, ha asumido un rol intervencionista en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela, creando potencialmente inestabilidad en dicho país y motivando a factores de la oposición venezolana a asumir posiciones antidemocráticas y violentas”.

Los ministros y ministras del bloque también señalaron la guerra mediática involucrada en las operaciones de desestabilización contra Venezuela y otros países no alineados con EEUU. “Cualquiera que lea estos medios piensa que Venezuela es un país en guerra, que se está desmoronando. Es una campaña internacional muy fuerte, muy bien orquestada para hacernos creer que la situación está tan grave, que incluso podría legitimar una intervención internacional, que por supuesto rechazamos”, expresó el canciller de Ecuador, Guillaume Long.

“A través de una manipulación mediática muy sutil, estamos invirtiendo la normalidad y la anormalidad. ¿Qué es lo normal? Casi que el golpe se vuelve lo normal. ¿Y la democracia, no? Esto es un ejercicio mediático y psicológico muy bien pensado. Tenemos que reflexionar”, agregó Long, quien también denunció que su país está asediado por la misma estrategia: “En Ecuador existe una oposición que está con una fuerte penetración de capitales de asesoramiento, injerencias y amenazas internacionales, algunas más veladas que otras. Lo acaba de develar una investigación de Telesur”.

Se refería así a la investigación del canal latinoamericano, que hace pocos días reveló la trama que articula a opositores ecuatorianos con medios privados de comunicación, también opositores, y funcionarios de la embajada norteamericana en Quito.

En esta confrontación, donde los medios de comunicación juegan un rol central, en el marco de una “guerra de baja intensidad” o de “espectro completo”, las representaciones diplomáticas valoraron el papel de Telesur. El día anterior a la reunión, este medio fue notificado por el gobierno argentino de su inminente exclusión en la grilla de la Televisión Digital Abierta. La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, destacó al canal “por mostrar diariamente la realidad de nuestros pueblos a todos los rincones del mundo” y consideró que el gobierno de Mauricio Macri “viola el derecho  la información del pueblo argentino”.

El ministro de la Presidencia de Bolivia, Juan Ramón Quintana, señaló que los medios de comunicación de la derecha se prestan para una guerra con claros objetivos intervencionistas, buscando dividir al bloque regional y destacó el papel de Telesur porque “nos permite conocernos entre los pueblos, reafirmarnos más en la capacidad de lucha y entender de mejor manera lo que está ocurriendo en la región”. “Hoy día Telesur le está dando fuerza, templanza y más coraje a nuestros movimientos sociales, frente al ataque de los medios de comunicación conservadores”, expresó Quintana.

Los países del ALBA – TCP repudiaron además “la injerencista resolución del 8 de junio de 2016 del Parlamento Europeo contra Venezuela, y su irrespeto a las instituciones y al Estado de Derecho” e instaron a los países con representación en la OEA “a velar porque el secretario general de esa Organización se ajuste, en el desempeño de sus funciones, a las ‘Normas Generales de Funcionamiento’ de la Secretaría General”, en particular en torno a la no injerencia en los asuntos internos de las naciones miembros. La próxima semana,  la OEA se reunirá nuevamente ante el pedido de aplicación de la Carta Democrática a Venezuela por parte de Almagro.

La palabra de UNASUR

Por su parte, la Comisión Económica de la Unasur y el Consejo Nacional de la Economía venezolano se reunieron el viernes 10 de junio en el Palacio de Miraflores, sede del gobierno en Caracas. El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Ernesto Samper, se hizo presente en la reunión y brindó una conferencia de prensa.

Samper hizo un llamado a retomar la conversación, luego de que la oposición se ausentara de una reunión exploratoria convocada para el lunes 6 de junio en República Dominicana. Samper brindó su apoyo al proceso de diálogo que acompañan los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana)  y pidió un diálogo rápido y eficaz entre el gobierno venezolano y la oposición.